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Historia y Filosofia India | Parte II


ahiṁsā-pratiṣṭhāyaṁ tat-sannidhau vairatyāghaḥ “Mientras el Practicante se asiente en la no violencia, todos los seres en su presencia dejan de ser hostiles” (Y.S 2.35).


Tal afirmación en la actitud de no violencia irradia del interior de cada un@, contagiando a aquellos que los rodean.

El énfasis en este Yama es entonces refinar nuestra conducta y ayudarnos a no ceder ante los impulsos que podrían causar daño, engaños, mentiras, etc. Es esta la belleza del Dharma, la enseñanza; a través de la disciplina y la atención corregimos patrones condicionados de comportamientos que dejan un impacto negativo en nosotrxs y en otros para poder así experimentar nuestra verdadera naturaleza.

Todas las enseñanzas subsecuentes del #Yoga incluyen el principio de la no violencia, si vemos Satya, la honestidad, vemos Ahimsa como base, ya que la deshonestidad, el engaño o la manipulación tienen automáticamente una actitud dañina. Lo vemos también en Asteya, tomar lo que es de otros inmediatamente causa daño. Si profundizamos en Ahimsa, los otros Yamas se vuelven mucho más fáciles de trabajar.


¿Porque surge este estado de violencia?

Este comportamiento condicionado fue construido y alimentado a lo largo del tiempo, y si nunca trabajamos sobre este aspecto de nosotrxs solo se asienta y se intensifica.

Dicho aspecto se fortalece a través de la avaricia, la lujuria, el odio, el orgullo, y la ilusión. En el momento en que queremos algo y no podemos tenerlo surge una respuesta que involucra algún grado de violencia de manera casi inmediata.


La actitud y la atención son aspectos claves, pero también tenemos que trabajar sobre nuestras acciones ya que la intención de lastimar tal vez no esté presente en nosotros, pero nuestras acciones inconscientes pueden causar daño.


¿Qué pasa con el enojo? ¿Está mal enojarse?


Este es un punto clave, entender la #naturaleza del enojo y como este se convierte en la capacidad de herir o de actuar con violencia. En tal caso no hay que “convertirse” en el enojo, ya que hay varias situaciones en el día que requieren de una actitud firme y autoritaria; existe una línea delgada entre ejercitar el Dharma, la ley de la naturaleza, e involucrarse personalmente en la situación y convertirse en el enojo.


Este es el énfasis principal del Yoga; cómo la perseverancia en nuestra #practica puede transformar nuestros patrones desde su aspecto más basal para no ser víctimas de estos comportamientos condicionados.


Las Asanas, los Kriyas y Pranayama enseñan al practicante a percibir y por lo tanto a canalizar #energía. A través de este re direccionamiento, dejamos de alimentar viejos patrones, dándole atención a otros estados de conciencia.


Sin importar que filosofía o estilo de Yoga se practique, Patanjali nos deja con una solución práctica. “Pratipaksha Bhavanam”; cuando surge un pensamiento con capacidad de herir, a través nuestro o de otros, alimentado por la codicia, el enojo, o la ilusión, ya sea este suave o intenso, entonces aplicamos el pensamiento opuesto, basados en el entendimiento que tal pensamiento o acción dejara rastros de miseria e ignorancia en nuestras vidas.


De manera simple es notar cuando estamos pensando, diciendo, o haciendo algo que puede lastimar o herir y aplicar lo opuesto. Si alguien nos encierra mientras manejamos, lo dejamos ir, paz; si los niñxs hacen desorden, cambiar el reto y el castigo por entendimiento y aprendizaje, si alguien nos lastima, no le deseemos problemas o el mal, dejarlo ser y que siga su camino. Mientras más se hace, más natural se vuelve, ya que a aquello a lo que le damos nuestra atención crece. Todos los días se nos brinda la oportunidad para practicar #Ahimsa, el elegir hacerlo es la enseñanza central de nuestra práctica.


 

Te invitamos a continuar esta Introducción en el curso de Filosofia e Historia de la India a cargo de Sebastián Berrittella.

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